“Queremos acoger”:

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Este testimonio forma parte de nuestra campaña Europe Welcomes

Barcelona se vio sacudida por manifestaciones públicas masivas de apoyo a los refugiados y solicitantes de asilo.  Júlia Trias, de la Concejalía de Derechos de la Ciudadanía de Barcelona, escribe sobre cómo la ciudad está desarrollando proyectos pioneros para ayudar a los que se quedan fuera del programa nacional de refugiados y reclama que la ciudad no puede hacerlo sola.

Barcelona tiene una larga tradición de acogida de solicitantes de asilo y refugiados. Tenemos servicios públicos dedicados a ello. Nuestras organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía se comprometen activamente en apoyar a los refugiados en sus comunidades. Prueba de ello fue la llamada “crisis de los refugiados”, con las enormes manifestaciones organizadas en Barcelona. El grito rotundo fue: “queremos acoger“.

Para nosotros, en la Concejalía de Derechos de la Ciudadanía de Barcelona, estaba claro que habíamos recibido el mandato de emprender políticas más proactivas para acoger a solicitantes de asilo y refugiados en nuestra ciudad.

En 2020, España fue el país de la UE con mayor número de solicitudes de asilo.

Esto nos permitió aumentar los recursos dedicados a nuestro servicio local de acogida de migrantes y refugiados (SAIER – Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados). El SAIER es un ejemplo de fuerte colaboración entre la administración local y las asociaciones locales especializadas en esta materia. Está gestionado directamente por ONGs y organizaciones de la sociedad civil especializadas en el acompañamiento de inmigrantes y refugiados. También hemos creado un programa local pionero de acogida de solicitantes de asilo y refugiados, llamado Nausica. Este programa ofrece alojamiento, asistencia jurídica, psicológica y laboral. Está orientado a los refugiados que han terminado o han sido excluidos del programa nacional.

En España, los servicios para los inmigrantes y los refugiados son competencia del Estado, pero su puesta en marcha depende de las administraciones locales. A diferencia de la mayoría de las ciudades, en Barcelona estos servicios están unificados. Esto significa que podemos ofrecer un apoyo mucho más transversal a las personas que acceden al servicio. Por ejemplo, cuando un solicitante de asilo solicita apoyo, recibirá ayuda con su solicitud de asilo, y también se le ofrecerá asesoramiento sobre empleo, vivienda, acceso a un comedor social, reconocimiento de sus cualificaciones, acceso a cursos de lengua catalana e información para la escolarización de sus hijos e hijas. Estos son los mismos servicios que se ofrecen también a los inmigrantes que no son solicitantes de asilo.

Esta forma de trabajar, nos permite tener una relación más estrecha con los servicios estatales: tenemos nuestra sede en el mismo edificio y a menudo tratamos con la misma persona o unidad familiar (que puede necesitar servicios que son de competencia estatal y local al mismo tiempo).  Podemos colaborar y trabajar juntos para ofrecer una base de apoyo realmente completa.

También hemos tratado de ayudar más allá. Durante la devastadora crisis del COVID-19 en las Islas Canarias, logramos un acuerdo bilateral con el gobierno nacional para la reubicación de los solicitantes de asilo de las Islas Canarias en nuestra ciudad. Pusimos a disposición una instalación local que podía albergar hasta cincuenta personas. Desde finales de 2020, casi un centenar de refugiados han sido acogidos en nuestra ciudad gracias a este acuerdo.

Barcelona es una ciudad de acogida y refugio para miles de solicitantes de asilo cada año. Dedicamos todos nuestros recursos disponibles y toda nuestra voluntad política a apoyar a todas las personas que podemos. Sin embargo, necesitamos el compromiso de todas las instituciones para garantizar que podremos hacer frente a todas las eventualidades en el futuro.

El número de llegadas ha aumentado en los últimos años y es probable que siga aumentando. La voluntad política está ahí. Hemos ido aumentando nuestros recursos para ser una ciudad mejor acogedora año tras año. Pero no podemos hacerlo solos. Este reto necesita la plena implicación de todos los Estados miembros y las instituciones de la UE.

Barcelona es un ejemplo positivo de cómo los ciudadanos pueden empujar a las autoridades locales a apoyar a los refugiados en sus comunidades y del cambio positivo que estas autoridades locales realizan. Pero esta historia también muestra que las iniciativas locales sólo pueden alcanzar un cierto nivel. Necesitan que las políticas estatales y europeas reflejen la voluntad de los ciudadanos y los municipios. Tenemos que presionar a la UE y a los Estados miembros para que cambien la política comunitaria a mejor.

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Más información:
Nina Walch – Campaña por los derechos y la democracia
nina.walch@ep.europa.eu