Tax the rich: del eslogán a la realidad
El potencial de implementar un impuesto a la riqueza extrema y acabar con el abuso fiscal de los superricos
Deben proteger los derechos de los ciudadanos, pero también deben garantizar que existan estructuras que garanticen la existencia de esos mismos derechos, así como una vida digna para todos. Construir esas estructuras requiere un presupuesto considerable que normalmente proviene de las contribuciones de todos los miembros de la sociedad. Pero, ¿qué ocurre cuando los que más poseen no contribuyen con su justa parte? ¿Qué ocurre cuando se llevan sus riquezas a paraísos fiscales, en lugar de ayudar a fortalecer los pilares de la sociedad? Sabemos la respuesta a esas preguntas. Lo vivimos todos los días. Vivimos en sociedades y países donde los ultrarricos se benefician del sistema en lugar de contribuir a él.
En las últimas décadas, los ricos han sido protegidos por la creencia dominante de que gravarlos sería perjudicial para la economía. Los impuestos sobre el capital se han ido reduciendo en los últimos años y los impuestos sobre la riqueza han casi desaparecido. Sin embargo, las recientes crisis nos han dejado con una realidad inequívoca, que no podemos permitirnos que tanta riqueza sea acumulada por una minoría a expensas de la enorme mayoría. España ha tomado la delantera en Europa y ha introducido un impuesto temporal de solidaridad de las grandes fortunas. Pero, ¿qué pasa si todos los países de la UE introdujeran ese mismo impuesto? Este estudio explora el potencial de este escenario y ha comprobado que los resultados son asombrosos. Todos los países de la UE en conjunto recaudarían 213.200 millones de euros.
¿Y si también pusiéramos fin a las fortunas extraterritoriales? Vemos como los superricos esconden miles de millones en paraísos fiscales como las Islas Bermudas, Caimán o Vírgenes Británicas, mientras que millones de personas luchan por pagar sus facturas, encontrar un trabajo, e incluso conseguir hora con el médico. De hecho, sabemos que con el sistema actual y el uso de paraísos fiscales, los países de la UE pierden un total de 59.500 millones de euros que podrían destinarse a planes de vivienda social o programas educativos, lo que llevaría un total acumulado de los países de la UE a 272.700 millones de euros.
Esa cantidad podría destinarse de acuerdo con las necesidades específicas y las prioridades políticas de cada país, ofreciendo oportunidades para invertir en energía, educación, sanidad, transporte y programas de desempleo. Dado que este estudio quiere hacer algo más que imaginar cómo podría ser una sociedad más justa, también plantea las medidas políticas necesarias que los países de la UE podrían implementar para garantizar que, a partir de ahora, las sociedades puedan ser más igualitarias y los pilares que sostienen nuestras estructuras sociales puedan ser verdaderamente robustas. Tener unas sociedades justas donde todos contribuyan proporcionalmente no es un sueño, puede ser una realidad. Solo hace falta la voluntad política para poner esos miles de millones al servicio de millones de personas.